lunes, 10 de febrero de 2014

" DIARIO DE VIAJE 3: Chiang Mai & Elephant Nature Park"

El jueves por la mañana abandonamos la ciudad de Sukhothai para dirigirnos a la ciudad de Chiang Mai, uno de los destinos más icónicos de Tailandia. 
Distan una ciudad de otra unos 320 km que, en autobús, se traducen en unas 6 horas de trayecto. Al llegar a la estación de autobuses, ya nos esperaban impacientes los trabajadores de diversas compañías privadas de transporte. Nosotros finalmente elegimos comprar el billete con “Win Tour Bus“ ya que iba a ser un autobús algo más cómodo que algún otro que habíamos visto.

    En la estación de autobuses de Sukhothai esperando al bus para ir a Chiang Mai. 

Chiang Mai, que significa ``Nueva Ciudad Amurallada”, era considerada en la antigüedad como una de las mayores ciudades comerciales de Tailandia ya que la provincia abarcaba uno de los cruces de caminos más significativos en la Ruta de la Seda entre Turquía y China. A finales del siglo XIX muchos artesanos de China, norte de Birmania y Laos se instalaron en la zona para comerciar con sus productos en Chiang  Mai. Por aquel entonces, se comerciaba con opio, seda y madera principalmente y, hoy en día, a pesar de ser una ciudad famosa por su actividad comercial,  también alberga una gran actividad cultural. 

La ciudad es una urbe grande pero con mucho encanto rodeada por las montañas más altas y más bonitas del norte de Tailandia. Chiang Mai se encuentra también envuelta  por el río Ping, cuyos 569 km posibilitan el regadío de campos de arroz, plantaciones de café y otras numerosas plantaciones.

Durante el trayecto en bus.

Estando en esta ciudad uno no siente la claustrofobia que puede sentir en una ciudad como Bangkok, sino que a pesar de estar también plagada de turistas durante todo el año, tiene un ambiente distendido y es una ciudad moderna a la vez que con mucha historia donde confluyen gentes de diferentes etnias y viajeros de todas las partes del mundo.

El casco antiguo de la ciudad está compuesto por viejas calzadas que conforman un perfecto cuadrado rodeado por  antiguos fosos.  En sus inmediaciones todavía siguen presentes varias fracciones de la antigua muralla que rodeaba la ciudad, unas mejor conservadas  y reconstruidas que otras, que  hoy en día delimitan la zona  donde se halla el motor turístico de la ciudad.

Restos del viejo muro de la ciudad.
Por sus vetustas callejuelas peatonales adornadas muchas de ellas con abundantes flores, se palpa una clara serenidad. Se observa  ese flujo constante de monjes de todas las edades  vestidos con sus túnicas en diversos tonos de  naranja a la vez que  se contempla el incesante tráfico de turistas ataviados con sus cámaras de fotos visitando los maravillosos templos que ofrece la ciudad.


En Chiang Mai hay muchas cosas por hacer, desde apuntarse a algún curso de cocina o de masaje tailandés, hacerse un masaje en alguno de los centros que se ofertan en el centro, asistir a clases de yoga, visitar los numerosos y bellos templos que esconde la ciudad, perderse en sus numerosos mercadillos y bazares, comprar artesania… Nosotros dedicamos únicamente cuatro días a conocer la ciudad, que nos parecieron suficientes, aunque pensamos en que podríamos habernos quedado perfectamente una semana allí y descubrir muchos más lugares, sobre todo de sus alrededores. 

El famoso "tuk-tuk tailandés"

En nuestro primer día, nada más llegar a la estación de autobuses de Chiang Mai, vimos como varios conductores de “taxis tuk-tuk” (que a primera vista nos parecieron pequeños coches de bomberos) nos ofrecían sus servicios para llevarnos al centro de la ciudad. Los precios que primeramente nos ofrecían eran demasiado caros por lo que finalmente le dijimos a una pareja de compartir el tuk-tuk y conseguimos pactar un precio menor.

"Taxis tuk-tuk" que parecían coches de bomberos



Nos dimos cuenta de que Chiang Mai era una ciudad en la que resultaba muy fácil moverse. Nosotros recorrimos siempre la ciudad andando (a excepción de algún tuk-tuk para ir a zonas más alejadas) pero vimos a numerosos turistas paseando tranquilamente por la ciudad antigua con sus bicis alquiladas y pensamos en que también podría ser una buena opción. 

Nos habían comentado que en Chiang Mai resultaba difícil encontrar una habitación económica en el centro sin  haber reservado. Sin embargo, nosotros conseguimos habitación en el primer lugar en el que preguntamos cuando bajamos del taxi a pesar de hallarnos en temporada alta. La guest house no resultó ser tan barata como queríamos pero al quedar sólo una habitación consideramos que si no nos quedábamos allí probablemente nos sería complicado encontrar un sitio mejor. Al final nuestra primera opción resultó ser aparentemente la peor opción. Además de tener el cuarto infestado de mosquitos, teníamos ratas en el techo andando de un lugar para otro durante toda la noche. 

Después de nuestras dos noches (no muy agradables) decidimos buscar otro lugar en el que pernoctar. Tuvimos la suerte de dar con un hostal familiar más acogedor , más limpio, más barato y sin mosquitos. No tenía tanto encanto como el otro pero al fin y al cabo eso nos importaba bien poco…

- ¡Anda, mira que sitio más encantador! - (...)



       “Anpawan house”, nuestro segundo alojamiento (que debería haber sido también el primero)

Nuestro primer día en la ciudad lo dedicamos a callejear por el centro, equipados con un mapa y nuestra cámara de fotos. Decidimos que Chiang Mai sería nuestro campo base  durante varios días para descansar bien, comer bien, dar tranquilos paseos y hacer algunas compras. A la mañana siguiente, nos recorrimos casi toda la ciudad en unas 3 o 4 horas y decidimos enviar unas felicitaciones de navidad por correo postal a nuestra familia.

En la oficina de correos de Chiang Mai.

 Al caer la noche, nos fuimos andando hasta el bazar nocturno de Chiang Mai a hacer un poco de gasto (o eso pensábamos nosotros antes de ir…).Aquello resultó ser una locura; la acera estaba infestada de puestos de ropa, bisutería, productos de decoración, comida…Ibas andando un tanto aturdido por tanta información visual y por tener que escuchar  de fondo un megáfono que anunciaba peleas de boxeo cada 30 segundos…Además tenías que esquivar continuamente tanto a los demás viandantes que iban en sentido contrario a tu circulación como a los vendedores que se hacían un hueco donde podían ente tanto tendido…A pesar de que podrías tirarte horas y horas paseando por sus naves y calles abarrotadas de artículos de todo tipo, nosotros nos agobiamos bastante rápido y quisimos regresar pronto al hostal.

En el bazar cogimos uno de los cientos de tuk-tuks que habían esperando impacientes a que algún turista se cansara de comprar.  Dimos con un simpático conductor  que se creía Fernando Alonso…(derrapaba en las curvas, se subía a los bordillos y cuanto más nos reíamos y más “uys” nuestros escuchaba, más se venía arriba y corría aún más…). Vaya, que llegamos en cero coma al hostal (eso, sí, por suerte sanos y salvos).

 (No tenemos fotos del bazar nocturno pero SÍ videos que mostramos en nuestro vÍdeo resumen de youtube) 
Más tarde, al salir a cenar, nos encontramos con cientos de personas que lanzaban linternas voladoras de papel hacia el cielo. Los tailandeses estaban de celebración pues ese día era el cumpleaños de su rey. Esta linterna de origen chino, es empleada en muchos países de Asia en determinadas festividades ya que simboliza la buena suerte y la prosperidad.  




Gente de Chiang Mai haciendo volar las linternas de papel con motivo del cumpleaños del rey de Tailandia.
                               


El día siguiente lo dedicamos a seguir conociendo la ciudad y a visitar algunos de los cientos de templos que hay en la ciudad. Si hay uno que queremos destacar ése es el Wat Phra Singh, el templo más visitado y venerado de la ciudad. Sin embargo a nosotros no nos cautivó tanto su imponente belleza ni su magnífica arquitectura Lanna, sino el intenso sentimiento que nos envolvió cuando entramos por primera vez en aquel templo y observamos aquella imagen de buda al mismo tiempo que los monjes reproducían sus rezos en voz alta. 
Al entrar y al arrodillarme junto a los demás fieles, sentí  un agudo encogimiento de mi corazón. Fue como si mi ritmo cardíaco desacelerara y mi mente se quedara totalmente en blanco. Me sumergí de lleno en una fuerte sensación de paz y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas fruto de una de las emociones más intensas que he sentido jamás. 

Wat Phra Singh.




Es muy difícil explicar las sensaciones que experimentamos aquella mañana con palabras. Sólo podemos decir que ese momento nos cambió la vida en algún sentido y que, tras nuestro viaje, la vida la vemos desde otra perspectiva. Nunca antes creímos al ver la televisión o algún documental que el budismo nos despertaría algo tan mágico a la vez que real dentro de nosotros. Sin duda nos planteamos conocer mucho más sobre esta religión y admiramos muchos de los principios en los que la cultura asiática basa su vida. Sin duda, hay que vivir allí una temporada para experimentar todas estas sensaciones.

Fotografiando los diferentes templos de la ciudad.





El sábado fuimos a darnos un masaje típico tailandés a un centro en el que los masajistas son invidentes.  Nos gustó mucho la idea de contribuir a que esos hombres y mujeres pudieran tener un sueldo digno y no irnos a cualquier otro local en el que las masajistas te llamaran desesperadas desde dentro mientras respirabas un fuerte olor a linimento.  Nos gustó la experiencia y creemos que todo viajero debería regalarse un masaje en algún momento de su viaje, más si es de larga duración, para aliviar tensiones y relajarse. A nosotros nos relajó considerablemente aunque pensamos, sinceramente, que disfrutaríamos más. Además, dudamos de que  la duración del masaje hubiera sido la pactada anteriormente con el encargado.

“Thai Massage Conservation Club"

El domingo por la mañana fuimos a visitar el "Elephant Nature Park", a una hora aproximadamente de Chiang Mai. Este parque, es el único santuario para elefantes asiáticos que hay en el norte de Tailandia en el que se protegen a elefantes que han sido rescatados de la selva al estar malheridos, o bien, del maltrato y abuso que ha ejercido el hombre sobre ellos. La finalidad de su trabajo es la de poder ofrecer a estos animales un lugar donde recuperarse y donde crear su propio hogar.


En el “Elephant Nature Park” había elefantes que eran ciegos, otros tenían las caderas fracturadas, otros no podían caminar con alguna de sus piernas, otros tenían secuelas psíquicas con lo que eran reacios a querer contacto con las personas…

Cada elefante tenía escrito en su  penetrante mirada una historia diferente y, normalmente, tremendamente dura. No fue nada fácil atender a las explicaciones de todas aquellas historias pero la verdad es que nos sentimos a la vez aliviados al ver la gran labor que ejercían en aquel lugar; el ver como los cuidaban y lo felices que parecían ser a pesar de estar lejos del hábitat salvaje. Nos explicaron que el tener esas secuelas tanto físicas como psíquicas les imposibilita vivir de manera salvaje de nuevo. Sin embargo, creemos que la extensa y preciosa zona boscosa en la que se encuentra localizado el parque les proporciona un hábitat de semi-libertad.





Estando con ellos, además de aprender aspectos  sobre su comportamiento y sus vidas, pudimos disfrutar como niños bañándolos y dándoles de comer varias veces. Recuerdo que durante todo el día no nos despegamos de nuestras cámaras fotográficas porque queríamos inmortalizar para siempre cada uno de los momentos que estábamos viviendo en aquel lugar, pero la verdad es que no hace falta ninguna fotografía para que seamos capaces de acordarnos de todos ellos y de lo que significó aquella experiencia para nosotros. 





Fue una día increíble que nos hizo sentir una profunda admiración por estos majestuosos paquidermos.  Desde ese momento se apoderó de nosotros un imperioso sentimiento de fascinación y cariño hacia aquellos increíbles elefantes. Sé que repetiríamos los dos encantados porque  sentimos que un lugar como ese estaba hecho para nosotros, al menos por un tiempo. Pensamos que nos habría gustado poder disponer de una semana más para quedarnos de voluntarios. 

Debemos destacar que todos los trabajadores nos parecieron gente muy profesional,  muy concienciada y totalmente volcada con su labor. Además de ellos, numerosos voluntarios trabajan a diario en el parque para poder abaratar costes y que los elefantes puedan cubrir sus necesidades. Nosotros quisimos aportar nuestro granito de arena a la fundación de la manera que pudimos ya que el dinero que aportamos y las compras que hicimos iban a ir destinadas a cubrir las necesidades de los elefantes, principalmente su comida. 

Recomendamos con creces la visita al parque para cualquiera que ame y respete a los animales y que quiera seguir aprendiendo de ellos.  Nuestra visita nos dejó un bonito recuerdo para toda la vida. 





Ese mismo día, por la noche, se celebraba el “Sunday Walking Street". Muchas de las calles del centro de Chiang Mai se cerraban al tráfico para que se inundaran de puestos callejeros de ropa, comida, artesanía… La noche anterior, también se llevó a cabo un “Saturday Walking Street”, localizado fuera del casco viejo de la ciudad. Nosotros fuimos a visitarlo pero a los cinco minutos nos dimos cuenta de que no podíamos movernos ni un centímetro al estar las calles tan infestadas de gente. 

En el "Sunday Walking Street" de Chiang Mai. 


Puestos callejeros de comida en los alrededores del mercado.



Había incluso muchos policías regulando el tráfico en las inmediaciones del mercadillo callejero; aquello era bastante caótico, con lo que, conscientes de que no disfrutaríamos del paseo ni veríamos tranquilamente ningún puesto, nos fuimos a pasear por otra zona esperando a que el “Sunday Walking Street” estuviera mejor organizado.Y así fue, a pesar del gentío que había el domingo por las calles de la ciudad vieja, se podía andar con más tranquilidad y se respiraba un cálido y fiestero ambiente.
                             
                           

Todos los puestos estaban perfectamente organizados y  la presentación de sus artículos muy cuidada, además, cientos de lucecitas alumbraban las calles con lo que no te perdías detalle de nada. Al cabo de un par de horas, decidimos poner fin a nuestro paseo ya que al día siguiente tocaba desmontar temprano el que había sido nuestro campo base durante 4 días para, así, poner rumbo hacia la pequeña y tranquila Mae Hong Son.


En los siguientes enlaces encontraréis los vídeo-resúmenes de nuestro paso por Chiang Mai:

http://www.youtube.com/watch?v=Napnvxse6nI (Ciudad de Chiang Mai) 

http://www.youtube.com/watch?v=Rfq8OYH746c (Elephant Nature Park) 



MÁS INFORMACIÓN…

- Billete de autobús de Sukhothai a Chiang Mai (Win Tour Bus): 240 THB (unos 5 €/persona)


- Primer hostal en Chiang Mai (Gap’s house): 550 THB (habitación doble con aire acondicionado) (unos 12’5 €)

- Segundo hostal en Chiang Mai (Ampawan House – dirección:10/2 Ratchadamnoen Rd. Soi 5 T. Sriphoom: 350 THB (habitación doble con ventilador) (casi 8 €)

* Limpieza, comodidad y servicio bueno. 

- Tuk-tuk del bazar nocturno al hostal: 30 THB/persona (casi 0’70 €).

- Masaje en “Thai Massage Conservation Club" – dirección: 99 Th Ratchmankha “ : 360 THB/persona (8 €).

- Visita a Elephant Nature Park: 2500 THB/persona (56’5 €)

  Dirección oficina en Chiang Mai: 1 Ratmakka Road, Phra Sing, Chiang Mai 50200

- Camiseta Elephant Nature Park: 250 THB (casi 3 €) 



"TÚ,YO Y EL MUNDO"

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