El jueves por la mañana abandonamos la ciudad de Sukhothai
para dirigirnos a la ciudad de Chiang Mai, uno de los destinos más icónicos de Tailandia.
Distan una ciudad de otra unos 320 km que, en autobús, se traducen en unas 6
horas de trayecto. Al llegar a la estación de autobuses, ya nos esperaban impacientes los trabajadores de diversas compañías privadas de transporte.
Nosotros finalmente elegimos comprar el billete con “Win Tour Bus“ ya que iba a ser un autobús algo más cómodo
que algún otro que habíamos visto.
En la
estación de autobuses de Sukhothai esperando al bus para ir a Chiang Mai.
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Chiang Mai, que
significa ``Nueva Ciudad Amurallada”, era considerada en la antigüedad como una
de las mayores ciudades comerciales de Tailandia ya que la provincia abarcaba
uno de los cruces de caminos más significativos en la Ruta de la Seda entre
Turquía y China. A finales del siglo XIX muchos artesanos de China, norte de
Birmania y Laos se instalaron en la zona para comerciar con sus productos en
Chiang Mai. Por aquel entonces, se
comerciaba con opio, seda y madera principalmente y, hoy en día, a pesar de ser
una ciudad famosa por su actividad comercial, también alberga una gran actividad cultural.
La ciudad es una urbe grande pero con mucho encanto rodeada
por las montañas más altas y más bonitas del norte de Tailandia. Chiang Mai se
encuentra también envuelta por el río
Ping, cuyos 569 km posibilitan el regadío de campos de arroz, plantaciones de
café y otras numerosas plantaciones.
Durante el trayecto en bus. |
Estando en esta ciudad uno no siente la claustrofobia que
puede sentir en una ciudad como Bangkok, sino que a pesar de estar también
plagada de turistas durante todo el año, tiene un ambiente distendido y es una
ciudad moderna a la vez que con mucha historia donde confluyen gentes de
diferentes etnias y viajeros de todas las partes del mundo.
El casco antiguo de la ciudad está compuesto por viejas
calzadas que conforman un perfecto cuadrado rodeado por antiguos fosos. En sus inmediaciones todavía siguen presentes
varias fracciones de la antigua muralla que rodeaba la ciudad, unas mejor
conservadas y reconstruidas que otras,
que hoy en día delimitan la zona donde se halla el motor turístico de la
ciudad.
Restos del viejo muro de la ciudad. |
Por sus vetustas callejuelas peatonales adornadas muchas de
ellas con abundantes flores, se palpa una clara serenidad. Se observa ese flujo constante de monjes de todas las
edades vestidos con sus túnicas en diversos
tonos de naranja a la vez que se contempla el incesante tráfico de turistas ataviados
con sus cámaras de fotos visitando los maravillosos templos que ofrece la
ciudad.
En Chiang Mai hay muchas cosas por hacer, desde apuntarse a
algún curso de cocina o de masaje tailandés, hacerse un masaje en alguno de los
centros que se ofertan en el centro, asistir a clases de yoga, visitar los
numerosos y bellos templos que esconde la ciudad, perderse en sus numerosos
mercadillos y bazares, comprar artesania… Nosotros dedicamos únicamente cuatro
días a conocer la ciudad, que nos parecieron suficientes, aunque pensamos en
que podríamos habernos quedado perfectamente una semana allí y descubrir muchos
más lugares, sobre todo de sus alrededores.
El famoso "tuk-tuk tailandés" |
En nuestro primer día, nada más llegar a la estación de
autobuses de Chiang Mai, vimos como varios conductores de “taxis tuk-tuk” (que
a primera vista nos parecieron pequeños coches de bomberos) nos ofrecían sus
servicios para llevarnos al centro de la ciudad. Los precios que primeramente
nos ofrecían eran demasiado caros por lo que finalmente le dijimos a una pareja
de compartir el tuk-tuk y conseguimos pactar un precio menor.
"Taxis tuk-tuk" que parecían coches de bomberos |
Nos dimos cuenta de que Chiang Mai era una ciudad en la que
resultaba muy fácil moverse. Nosotros recorrimos siempre la ciudad andando (a
excepción de algún tuk-tuk para ir a zonas más alejadas) pero vimos a numerosos
turistas paseando tranquilamente por la ciudad antigua con sus bicis alquiladas
y pensamos en que también podría ser una buena opción.
Nos habían comentado que
en Chiang Mai resultaba difícil encontrar una habitación económica en el centro
sin haber reservado. Sin embargo,
nosotros conseguimos habitación en el primer lugar en el que preguntamos cuando
bajamos del taxi a pesar de hallarnos en temporada alta. La guest house no
resultó ser tan barata como queríamos pero al quedar sólo una habitación
consideramos que si no nos quedábamos allí probablemente nos sería complicado
encontrar un sitio mejor. Al final nuestra primera opción resultó ser
aparentemente la peor opción. Además de tener el cuarto infestado de mosquitos,
teníamos ratas en el techo andando de un lugar para otro durante toda la noche.
Después de nuestras dos noches (no muy agradables) decidimos buscar otro lugar
en el que pernoctar. Tuvimos la suerte de dar con un hostal familiar más
acogedor , más limpio, más barato y sin mosquitos. No tenía tanto encanto como
el otro pero al fin y al cabo eso nos importaba bien poco…
- ¡Anda, mira que sitio más encantador! - (...) |
“Anpawan
house”, nuestro segundo alojamiento (que debería haber sido también el primero)
|
Nuestro primer día en la ciudad lo dedicamos a callejear por
el centro, equipados con un mapa y nuestra cámara de fotos. Decidimos que
Chiang Mai sería nuestro campo base durante varios días para descansar bien, comer
bien, dar tranquilos paseos y hacer algunas compras. A la mañana siguiente, nos
recorrimos casi toda la ciudad en unas 3 o 4 horas y decidimos enviar unas
felicitaciones de navidad por correo postal a nuestra familia.
En la oficina de correos de Chiang Mai. |
Al caer la noche, nos
fuimos andando hasta el bazar nocturno de Chiang Mai a hacer un poco de gasto (o eso
pensábamos nosotros antes de ir…).Aquello resultó ser una locura; la acera estaba infestada
de puestos de ropa, bisutería, productos de decoración, comida…Ibas andando un
tanto aturdido por tanta información visual y por tener que escuchar de fondo un megáfono que anunciaba peleas de
boxeo cada 30 segundos…Además tenías que esquivar continuamente tanto a los
demás viandantes que iban en sentido contrario a tu circulación como a los
vendedores que se hacían un hueco donde podían ente tanto tendido…A pesar de
que podrías tirarte horas y horas paseando por sus naves y calles abarrotadas
de artículos de todo tipo, nosotros nos agobiamos bastante rápido y quisimos
regresar pronto al hostal.
En el bazar cogimos uno de los cientos de tuk-tuks
que habían esperando impacientes a que algún turista se cansara de comprar. Dimos con un simpático conductor que se creía Fernando Alonso…(derrapaba en las
curvas, se subía a los bordillos y cuanto más nos reíamos y más “uys” nuestros
escuchaba, más se venía arriba y corría aún más…). Vaya, que llegamos en
cero coma al hostal (eso, sí, por suerte sanos y salvos).
(No tenemos fotos del bazar nocturno pero SÍ videos que mostramos en nuestro vÍdeo resumen de youtube)
(No tenemos fotos del bazar nocturno pero SÍ videos que mostramos en nuestro vÍdeo resumen de youtube)
Más tarde, al salir a cenar, nos encontramos con cientos de personas que lanzaban linternas voladoras de papel hacia el cielo. Los tailandeses estaban de celebración pues ese día era el cumpleaños de su rey. Esta linterna de origen chino, es empleada en muchos países de Asia en determinadas festividades ya que simboliza la buena suerte y la prosperidad.
Gente de Chiang Mai haciendo volar las linternas de papel con motivo del cumpleaños del rey de Tailandia. |
El día siguiente lo dedicamos a seguir conociendo la ciudad
y a visitar algunos de los cientos de templos que hay en la ciudad. Si hay uno
que queremos destacar ése es el Wat Phra Singh, el templo más visitado y
venerado de la ciudad. Sin embargo a nosotros no nos cautivó tanto su imponente
belleza ni su magnífica arquitectura Lanna, sino el intenso sentimiento que nos
envolvió cuando entramos por primera vez en aquel templo y observamos aquella
imagen de buda al mismo tiempo que los monjes reproducían sus rezos en voz
alta.
Al entrar y al arrodillarme junto a los demás fieles, sentí un agudo encogimiento de mi corazón. Fue como si mi ritmo cardíaco desacelerara y mi mente se quedara totalmente en blanco. Me sumergí de lleno en
una fuerte sensación de paz y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas fruto de
una de las emociones más intensas que he sentido jamás.
Wat Phra Singh. |
Es muy difícil explicar
las sensaciones que experimentamos aquella mañana con palabras. Sólo podemos
decir que ese momento nos cambió la vida en algún sentido y que, tras nuestro
viaje, la vida la vemos desde otra perspectiva. Nunca antes creímos al ver la
televisión o algún documental que el budismo nos despertaría algo tan mágico a
la vez que real dentro de nosotros. Sin duda nos planteamos conocer mucho más
sobre esta religión y admiramos muchos de los principios en los que la cultura
asiática basa su vida. Sin duda, hay que vivir allí una temporada para
experimentar todas estas sensaciones.
Fotografiando los diferentes templos de la ciudad. |
El sábado fuimos a
darnos un masaje típico tailandés a un centro en el que los masajistas son invidentes. Nos gustó mucho la idea de contribuir a que
esos hombres y mujeres pudieran tener un sueldo digno y no irnos a cualquier
otro local en el que las masajistas te llamaran desesperadas desde dentro mientras
respirabas un fuerte olor a linimento. Nos
gustó la experiencia y creemos que todo viajero debería regalarse un masaje en
algún momento de su viaje, más si es de larga duración, para aliviar tensiones
y relajarse. A nosotros nos relajó considerablemente aunque pensamos,
sinceramente, que disfrutaríamos más. Además, dudamos de que la duración del masaje hubiera sido la pactada
anteriormente con el encargado.
“Thai Massage Conservation Club" |
El domingo por la mañana fuimos a visitar el "Elephant Nature Park", a una hora aproximadamente de Chiang Mai. Este parque, es el único
santuario para elefantes asiáticos que hay en el norte de Tailandia en el que
se protegen a elefantes que han sido rescatados de la selva al estar malheridos,
o bien, del maltrato y abuso que ha ejercido el hombre sobre ellos. La finalidad
de su trabajo es la de poder ofrecer a estos animales un lugar donde
recuperarse y donde crear su propio hogar.
En el “Elephant Nature Park” había
elefantes que eran ciegos, otros tenían las caderas fracturadas, otros no
podían caminar con alguna de sus piernas, otros tenían secuelas psíquicas con
lo que eran reacios a querer contacto con las personas…
Cada elefante tenía
escrito en su penetrante mirada una
historia diferente y, normalmente, tremendamente dura. No fue nada fácil atender
a las explicaciones de todas aquellas historias pero la verdad es que nos sentimos
a la vez aliviados al ver la gran labor
que ejercían en aquel lugar; el ver como los cuidaban y lo felices que parecían
ser a pesar de estar lejos del hábitat salvaje. Nos explicaron que el
tener esas secuelas tanto físicas como psíquicas les imposibilita vivir de
manera salvaje de nuevo. Sin embargo, creemos que la extensa y preciosa zona
boscosa en la que se encuentra localizado el parque les proporciona un hábitat
de semi-libertad.
Estando con ellos, además de aprender aspectos sobre su comportamiento y sus vidas, pudimos disfrutar como niños bañándolos y dándoles de comer varias veces. Recuerdo que durante todo el día
no nos despegamos de nuestras cámaras fotográficas porque queríamos
inmortalizar para siempre cada uno de los momentos que estábamos viviendo en
aquel lugar, pero la verdad es que no hace falta ninguna fotografía para que seamos capaces de acordarnos de todos
ellos y de lo que significó aquella experiencia para nosotros.
Fue una día increíble que nos hizo sentir una profunda admiración por estos
majestuosos paquidermos. Desde ese momento
se apoderó de nosotros un imperioso sentimiento de fascinación y cariño hacia
aquellos increíbles elefantes. Sé que repetiríamos los dos encantados porque sentimos que un lugar como ese estaba hecho
para nosotros, al menos por un tiempo. Pensamos que nos habría
gustado poder disponer de una semana más para quedarnos de voluntarios.
Debemos destacar que todos
los trabajadores nos parecieron gente muy profesional, muy concienciada y totalmente volcada con su
labor. Además de ellos, numerosos voluntarios trabajan a diario en el parque para poder abaratar costes y que los elefantes puedan cubrir sus necesidades. Nosotros
quisimos aportar nuestro granito de arena a la fundación de la manera que
pudimos ya que el dinero que aportamos y las compras que hicimos iban a ir destinadas
a cubrir las necesidades de los elefantes, principalmente su comida.
Recomendamos
con creces la visita al parque para cualquiera que ame y respete a los animales
y que quiera seguir aprendiendo de ellos. Nuestra visita nos dejó un bonito
recuerdo para toda la vida.
Ese mismo día, por la noche, se celebraba el “Sunday Walking Street". Muchas de las calles del centro de Chiang Mai se cerraban al tráfico para
que se inundaran de puestos callejeros de ropa, comida, artesanía… La noche
anterior, también se llevó a cabo un “Saturday Walking Street”, localizado
fuera del casco viejo de la ciudad. Nosotros fuimos a visitarlo pero a los cinco minutos nos dimos cuenta de que no podíamos
movernos ni un centímetro al estar las calles tan infestadas de gente.
En el "Sunday Walking Street" de Chiang Mai. |
Puestos callejeros de comida en los alrededores del mercado. |
Había
incluso muchos policías regulando el tráfico en las inmediaciones del
mercadillo callejero; aquello era bastante caótico, con lo que, conscientes de
que no disfrutaríamos del paseo ni veríamos tranquilamente ningún puesto, nos
fuimos a pasear por otra zona esperando a que el “Sunday Walking Street”
estuviera mejor organizado.Y así fue, a pesar del gentío que había el domingo
por las calles de la ciudad vieja, se podía andar con más tranquilidad y se
respiraba un cálido y fiestero ambiente.
Todos los puestos estaban
perfectamente organizados y la presentación
de sus artículos muy cuidada, además, cientos de lucecitas alumbraban las
calles con lo que no te perdías detalle de nada. Al cabo de un par de horas,
decidimos poner fin a nuestro paseo ya que al día siguiente tocaba desmontar temprano el que había sido nuestro
campo base durante 4 días para, así, poner rumbo hacia la pequeña y tranquila Mae Hong Son.
En los siguientes enlaces encontraréis los vídeo-resúmenes de nuestro paso por Chiang Mai:
http://www.youtube.com/watch?v=Napnvxse6nI (Ciudad de Chiang Mai)
http://www.youtube.com/watch?v=Rfq8OYH746c (Elephant Nature Park)
MÁS INFORMACIÓN…
- Billete de
autobús de Sukhothai a Chiang Mai (Win Tour Bus): 240 THB (unos 5 €/persona)
* Horarios: http://sukhothaiwintour.com/schedule.html
- Primer hostal en Chiang Mai (Gap’s house): 550 THB (habitación
doble con aire acondicionado) (unos 12’5 €)
- Segundo hostal en Chiang Mai (Ampawan House – dirección:10/2 Ratchadamnoen Rd. Soi 5 T. Sriphoom: 350 THB (habitación doble con
ventilador) (casi 8 €)
* Limpieza, comodidad y servicio bueno.
- Tuk-tuk del bazar nocturno al hostal: 30 THB/persona (casi
0’70 €).
- Masaje en “Thai
Massage Conservation Club" – dirección: 99 Th Ratchmankha “ : 360 THB/persona (8
€).
- Visita a
Elephant Nature Park: 2500 THB/persona (56’5 €)
* Página web: http://www.elephantnaturepark.org/
Dirección oficina en Chiang Mai: 1 Ratmakka Road, Phra Sing, Chiang Mai 50200
- Camiseta
Elephant Nature Park: 250 THB (casi 3 €)
"TÚ,YO Y EL MUNDO"
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